lunes, 18 de enero de 2010

Cinco colores y una idea

Un tío y su sobrina pintaban con acuarelas paisajes y arcoiris en una tarde de domingo. Los colores se mezclaban con palabras y agua para lograr los matices de una sonrisa de verano, una sonrisa inocente en la cara de una niña de cinco años creyente de las hadas y los cuentos de princesas.


Después de pinceladas y risas compartidas se dirigieron hambrientos a la cocina, dejando a manos del sol las pinturas que habían hecho.

El sol cansado y caluroso se dirigió detrás de las nubes para refrescarse. Entonces comenzó a llover en la tarde de domingo donde los colores se fundían mágicamente en el cielo.

Mientras tanto el tío y su sobrina veían juntos fotografías que recordaban las sombras blancas y azules del pasado ignorando la lluvia que caía detrás de la ventana del balcón donde los papeles lloraban por la pérdida de sus felices paisajes.

Al cesar la lluvia, el sol salió una vez más para emprender su camino por el horizonte de la ciudad.

El tío y su sobrina salieron para recoger sus obras de arte ahora reducidas a blanco y humedad. La niña vio horrorizada los papeles sin color alguno en el mojado suelo del balcón y comenzó a llorar por el trabajo tirado a la basura.

El tío, siempre atento y siempre dispuesto a hacerla sonreír, miró el hermoso atardecer que crecía por encima de la ciudad.

Los colores:

El azul fue sustituido por el naranja, las nubes no eran blancas sino rosas unas y amarillas otras, y contorneando el horizonte una delgada línea morada serpenteaba contenta a la partida del sol.

La idea:

El tío maravillado del espectáculo natural, se agachó y abrazó a su sobrina. Levantó el dedo y apuntó al atardecer.
La niña miró y esperó.

Lo que pasa es que los colores van a acompañar al sol a su cita con la luna, ¿ves?

Al final del día el objetivo se había cumplido. Lograr los matices de una sonrisa de verano.

domingo, 17 de enero de 2010

G.K. Chesterton.

I. En defensa de todo lo demás.

¿Cómo es posible que el mundo nos asombre y al mismo tiempo nos hallemos en él como en nuestra casa?

Traté de ser original; pero solo llegué a inventar una copia imperfecta. Porque si este libro es una broma, es una broma contra mí mismo.

II. El maniático.

La imaginación no fomenta la locura. Para ser exactos, lo que fomenta la locura es la razón. El cuento de hadas relata lo que hará un hombre cuerdo en un mundo loco. Loco es el hombre que ha perdido todo menos la razón.
¡Cuánto más grande sería su vida si usted se empequeñeciera en ella!

Es absurdo decir que avanza especialmente la liberación, cuando el libre pensamiento sólo se usa para destruir la voluntad libre.
Siempre es peligroso para la mente penetrar la mente.

III. El suicidio del pensamiento.

El hombre cuyo corazón no se ablande, acabará con los sesos reblandecidos. Sin humildad es imposible gozar de nada; ni aun de la soberbia. Pero la nueva humildad hace que el hombre dude de su meta, lo cual lo conduce a cesar su esfuerzo por completo.

El amor del héroe es más terrible que el odio del tirano. El odio del héroe es más generoso que el amor del filántropo.

Ese peligro consiste en que el intelecto humano es libre de autodestruirse. Su propia capacidad de goce destruía la mitad de sus goces. Procurándose placeres, perdió el placer principal; porque el principal placer es la sorpresa.

La evasión fracasó. La admiración frenética de la ilegalidad y la adoración materialista de la ley, terminan en la misma nada.


No es posible pensar si no hay nada en qué pensar.