miércoles, 25 de agosto de 2010

La cuestión es... o la cuestión ¿es?

Caen las gotas, una tras otra se desploman en un sin fin de figuras que saltan y chocan en un fondo opaco color miel que huele a fresa cortada de esta mañana fresca junto a las brisas del mar azul rosado donde el sol se refleja saltarín y coqueto luciendo un labial color rojo carmín mientras la niña solitaria llora por el tiempo perdido a un amante sin gloria ni rostro que baila cada noche un danzón melancólico con olor a puro e incienso canela brillante que refleja doscientas luces de colores de invierno crudo y feroz lobo hambriento que corre tras tu espalda tomando mi mano invitando miles de citas bohemias oscuras en un jarrón valioso y garigoleado con dragones y mariposas hermosas que escupen fuego verdiazul y que dice –ven vamos a tomarnos una copa de jugo de estrella fugaz- como si fuera un espectro de luz que corre por tu cuerpo y fluye como un rock & roll de tutti frutti cuando faltan aún millones de metros de distancia entre un río flamante y otro sin luz que no alumbra y rayos que no electrocutan en una lluvia que no toca el suelo y corres pensando el ¿porqué no?